Os esperare… en los precipicios de las inmensas aguas donde los años se alargan. Amigos arlequinados, ¡solo, sin nada más que mi corazón …..a cuadros!.
Allí, en silencio, escuchare vuestra voz perdida de un Sabadell glorioso de una afición que nunca olvida.
Y en humildad pediré …que os sentéis conmigo a ver jugar todas nuestras estrellas.